El Yacimiento

Vista del Palacio de Reccopolis
Vista del Palacio

El Conjunto Palatino

El centro del poder de la ciudad residía en el complejo palatino, situado en la parte más alta de la ciudad y formado por una serie de edificios dispuestos alrededor de una gran plaza. El conjunto de edificaciones palatinas, el de mayores dimensiones hasta el momento conocido en Europa occidental para los siglos VI-VII, era visible desde toda la ciudad y dominaba gran parte del territorio cercano. Además de alojar a los altos dignatarios, estos edificios estaban dedicados a la administración y gobierno de la ciudad y su territorio. Las obras del complejo se sucedieron a partir de la construcción original durante la primera fase de la ciudad (finales del siglo VI-primeras décadas del VII), tal y como constatan las ampliaciones y reformas que en él se efectuaron. Los estudios mediante tecnología georradar están poniendo de manifiesto que en el sector oriental pudo encontrarse el conjunto residencial.

Al conjunto palatino se accedía a través de una gran puerta monumental, una de las construcciones más cuidadas de la ciudad, que constituía el elemento de comunicación entre el complejo palatino y el resto de la ciudad. En ella confluían las principales vías de la ciudad.

La Basílica

En la zona oriental de la plaza se encontraba la iglesia palatina, el templo más importante de la ciudad y una de sus edificaciones más cuidadas. De planta de cruz latina, tenía una organización en tres naves, que permitía articular una compleja liturgia. Contó con un amplio baptisterio donde se encontró en los años 40 un tesoro de tremises (monedas de oro) de época visigoda. El suelo del templo estaba realizado en opus signinum, un hormigón hidraúlico de tradición romana. La iglesia fue construida en una cuidada sillería de piedra tobiza, que alcanza su reflejo más perfecto en la cabecera. Durante las primeras excavaciones (1944-45) se localizaron diversas basas de columnas, todas ellas reutilizadas, así como un impresionante cancel de mármol que se encuentra expuesto en el Museo Arqueológico Nacional.

El edificio debió de abandonarse definitivamente en el siglo IX. A partir del siglo XII, y como consecuencia de la repoblación del Cerro de la Oliva por mozárabes provenientes de Calatayud, se reconstruyó parcialmente, siendo reutilizada como ermita a partir del siglo XIV.

Planta de la Basílica y la Ermita
Zona comercial

La zona comercial y productiva

A ambos lados de la calle principal, en la parte más próxima al palacio y a continuación de la puerta monumental, se han documentado dos grandes edificios dedicados actividades comerciales y artesanas. Se organizaban en tiendas, a ambos lados de la vía, con sus correspondientes talleres, almacenes y viviendas al interior. Estos edificios estaban compartimentados por una serie de módulos de planta rectangular regulares. 

En los situados en el lado occidental se ha localizado un taller de vidrio, en el que destaca un gran horno circular, con estructuras de procesamiento asociadas, que aseguraban la modificación y enfriamiento. La producción implicaba la reutilización de material vítreo reciclado y también la utilización de arena. En la parte trasera a los talleres se han localizado hornos secundarios, y cubetas de decantación.

Las excavaciones arqueológicas confirman la expansión de la producción a lo largo del siglo VII, que implicó la apertura de nuevos talleres en el área próxima a la puerta de acceso al conjunto palatino, y una modificación de las zonas vecinas, que fueron rediseñadas y compartimentadas.

En el edificio artesanal oriental se ha documentado también la existencia de un taller de metalistería/orfebrería. En él han aparecido moldes para la fabricación de pendientes y anillos, así como platillos de balanzas y escorias. Los metales más utilizados debieron ser la plata y el oro, o el bronce para elementos de orfebrería como pendientes, anillos, broches y fíbulas.

La vivenda

Las zonas de viviendas excavadas hasta el momento corresponden con diversos periodos del yacimiento. Reccopolis se organizó durante la fase fundacional a partir de un modelo planificado en grandes manzanas, en cuyo interior se estableció un primer diseño de grandes viviendas de época visigoda, con espacios de distribución porticados que permitían el acceso a las habitaciones, lugares de uso de cocina, establos, etc. En el caso de las más próximas al conjunto artesanal occidental, estas viviendas debieron ser reestructuradas en un momento temprano del primer tercio del siglo VII, compartimentándose y cerrando áreas inicialmente abiertas. Se multiplican a partir de esta fase siendo los espacios de cocina que van ampliándose y multiplicándose a lo largo de la centuria y la primera mitad del siglo VIII, coincidiendo con la amortización, relleno, reestructuración e incluso reconstrucción de las diversas viviendas. 

La casa islámica del último tercio del siglo VIII e inicios del IX se caracterizará por una planta rectangular, a partir de unidades monocelulares con un tamaño aproximado de 15-20 m2. Junto a estas viviendas también se localizan estructuras en material perecedero (cabañas), que formarán parte del modelo de ocupación de época emiral.

 
Área de vivienda
Excavación de la muralla

La Muralla

Uno de los elementos más notables de la arquitectura de la ciudad es la imponente muralla, realizada toda ella en sillería. Se conforma a partir de una cerca en la que se inscriben torres de planta rectangular, que podrían superar los 10 metros, que se sitúan en los lugares en los que se produce una inflexión de la muralla. Esta tenía un trazado de 2 kilómetros y, 46 torres. 

La ciudad debió contar con, al menos, tres puertas y dos portillos de las que solo conocemos la meridional. Realizada en sillería de toba, se inscribe entre dos torres rectangulares macizas, con un acceso en recto. Las excavaciones han demostrado varias fases en su articulación, con momentos de derrumbe y recuperación. La muralla contaba con un fuerte componente simbólico de prestigio y propaganda. Su objetivo no era, por tanto, solo defensivo si no que servía para marcar el límite entre la ciudad y sus suburbios.

El Acueducto

Reccopolis contó con un acueducto, cuyo nacimiento se sitúa a 2,5 km al SE de la ciudad. Conocemos en la actualidad 1,8 km. de su trazado, que era aéreo en algunos tramos. 

La técnica y sus características son herederas de la hidraúlica romana, con un specus realizado en opus signinum, con una anchura de 40 ctms, y una fábrica de mampostería en toba y piedra caliza. 

Aunque se desconoce la totalidad de su recorrido, posiblemente su función era alimentar de agua los edificios del complejo palatino, que se encontraban en la parte superior del Cerro de la Oliva. 

Restos del acueducto de abastecimiento de Reccopolis
Canteras utilizadas para la construcción de la ciudad

Las canteras

La construcción de una ciudad como Reccopolis supuso una profunda modificación del entorno, que implicó una deforestación del área inmediata y también la extracción de materiales constructivos, que obligaron a abrir diversas canteras en torno a la ciudad. Estas últimas aprovechaban los afloramientos rocosos naturales y se explotaban en gradas. En ellas se iba determinando, a través de unas ranuras practicadas en la roca, el tamaño de los bloques que, una vez extraídos, se escuadraban y se trasladaban a la ciudad, para darles allí la forma definitiva y completar la talla. Se emplearon tres tipos de piedra: arenisca que es muy frecuente su utilización en la base de los muros del complejo palatino y las viviendas, piedra caliza y especialmente la toba calcárea, empleada para estructuras abovedadas o elementos aéreos.

Los asentamientos rurales

En torno a la ciudad se han documentado diversos asentamientos rurales que corresponden con la tipología de granjas y aldeas. 

Algunas de ellos, como en el caso del yacimiento de “La Paeriza”, presenta unas características específicas, por su proximidad al trazado del acueducto, y también por la calidad de sus construcciones, entre las que se han descubierto también materiales anfóricos de importación.

Yacimiento La Paeriza
Yacimiento de La Paeriza
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